El Memorial es una obra cuyo concepto creativo se
expresa con el lema "todos hemos perdido algo". A partir de ese lema,
la obra pretende ofrecer una experiencia física y emotiva al espectador donde
la luz juega un papel fundamental. Gracias a un juego de espejos que se
enfrentan, un panel que contiene 600 siluetas se ilumina y se multiplica al
infinito. El espectador se integra a esta imagen reflejándose en los espejos.
En las siluetas se mezclan caras de detenidos-desaparecidos con caras de
chilenos vivos actuales.
Galería subterránea en la
plaza de acceso al museo, donde se accede a través de una escalera a un
recinto. Mediante la asistencia de un guía, se ingresa a una sala cerrada cuyas
paredes laterales se revisten de espejos. El muro frontal, de estructura
metálica de 4,6 x 4, 6 m con 625 siluetas de rostros, se retroilumina paulatinamente
hasta el encandilamiento.
La sala Memorial la
constituye un muro compuesto por 8 módulos de metal troquelado pintado color
negro, con perforaciones
láser según diseño digital.
La iluminación de la sala es a través de una pantalla
retroiluminada por leds.
La obra contempla un espacio
exterior con escaleras con gradas de hormigón armado y barandas de cristal
templado. Se ingresa a un espacio al cual se accede por una puerta de corredera
automática de cristal oscuro mecanizada.
Fotografías: Cristobal Palma